La elección de Juan Pablo I fue celebrada por amplios sectores de la Iglesia católica, que vieron en él un continuador de la obra reformadora iniciada por Juan XXIII y el Concilio Vaticano II. Sin embargo, su pontificado fue uno de los más breves del siglo XX: elegido el 26 de agosto de 1978, moría un mes más tarde, el 28 de septiembre.