En el tercer desafío, los cuatro equipos que se mantienen en la competencia tendrán que construir un cañón de madera utilizando un tronco de 150 kilos. Los equipos lucharán por lograr el ánima (espacio interior del tubo del cañón de un arma) más profunda posible, de la que dependerá la precisión del tiro. Además, deberán perforar el ojo de sus cañones para evitar perder potencia, enzunchar sus construcciones y fabricar cureñas regulables que les permitan dirigir sus disparos de manera óptima. La jornada de construcción se verá interrumpida por una sorpresa: en apenas una hora, un miembro de cada equipo tendrá la oportunidad de construir el martillo percutor que le falta a un fusil Enfield, con la intención de participar en una competencia de tiro en la que el vencedor obtendrá la asesoría de un experto en armas antiguas. ¿Conseguirán completar sus cañones antes de la prueba de fogueo final? Si lo logran podrán evaluar sus posibilidades antes de enfrentarse en el circuito de tiro del segundo día, en el que un nuevo equipo quedará eliminado.