Belén quiere organizar una reunión con sus amigas y pasar la noche juntas, pero Fran se opone radicalmente recordando con miedo la última que armaron en su casa. Tras mucho insistir, Belén consigue el apoyo de su madre para invitar a las chicas. Mientras tanto, Pati y Pelayo se marchan un fin de semana a Lanzarote y dejan a Lola a cargo de las llaves de su casa. Sólo tiene que abrir la puerta a los obreros que vienen a instalar una pérgola en el jardín, pero algo tan sencillo se complica si los Camacho están de por medio. Cuando Pelayo y Pati regresan se encuentran la pérgola montada y la casa vacía, parece que alguien les ha robado todos los muebles. Ni siquiera Lola tiene una justificación para lo que ha ocurrido. Así que esa noche, Fran tendrá que acoger en su casa a Pati y a Pelayo, además de a las amigas de su hija.