“A la parrilla” era un negocio familiar, situado en un local casi centenario que durante décadas gozó de una salud inmejorable. Al frente de la cocina se encontraba la madre de Toni, el actual dueño del negocio, una cocinera excelente que mantenía un nivel de calidad muy elevado. Sin embargo, desde que se jubiló, el restaurante no ha vuelto a ser lo que era. La comida deja bastante que desear, el servicio es un descontrol y la clientela no se mantiene. La situación es más que delicada y Toni ha perdido por completo la ilusión y las ganas de luchar por su negocio.