"Si usted no quiere seguir esperando, lo mejor que puede hacer es marcharse". Así responde a uno de sus clientes la dueña de La Casuca, un restaurante de la localidad madrileña de Móstoles que hace varias décadas fue uno de los mejores locales del municipio pero que hoy, en manos de la hija del dueño y su marido, ha perdido a la mayor parte de su clientela. El problema: la familia está dividida en dos bandos. Y para complicarlo todo, son los más inexpertos quienes más mandan. Alberto Chicote se enfrenta a este restaurante en el que el poco respeto hacia los clientes, los malos modos, una comida de baja calidad y una apatía que empieza a llevárselo todo por delante están haciendo que se hunda con toda la familia dentro.