La crisis de la energía amenaza nuestra estabilidad. Los rumores sobre un supuesto gran apagón asustan, pero nuestros problemas con la energía van más allá. Las empresas, los pueblos de la España vaciada o las facturas de todos los hogares ya lo notan. ¿Por qué? España sigue dependiendo del gas. Una fuente de energía difícil de distribuir, con precios cada día más desorbitados y condicionada por las relaciones diplomáticas de otros países. ¿Seremos capaces de lograr la independencia energética a través de las renovables y llenar nuestra red de distribución de sol, viento y agua? El futuro de la energía nuclear es incierto. Mientras España camina hacia la desnuclearización, seguimos necesitando energía nuclear para hacer frente a nuestra demanda. La España rural convive mientras tanto con enormes aerogeneradores que alteran su paisaje. Todo para nutrir de electricidad a las ciudades, que demandan cada vez más.