La muerte de un joven senegalés en Madrid ha disparado la tensión entre el colectivo de manteros. Sobreviven con la venta ilegal en un sistema que les condena a la exclusión. Sin papeles no encuentran trabajo y sin trabajo, no hay papeles. ¿Debe cambiar la ley para permitirles salir de la clandestinidad? La discriminación y la marginalidad acrecienta los conflictos y la mecha prende. Ha ocurrido más veces. ¿Seguirá ocurriendo? Disturbios en El Ejido, en Salou, en Pedrera, en Roquetas de Mar… ¿hemos aprendido algo de aquellos episodios cargados de racismo? Somos un país de acogida pero magrebíes, rumanos o subsaharianos terminan confinados en guetos y chabolas, acorralados por su situación legal y las malas condiciones laborales a las que pueden acceder. ¿Somos racistas? ¿Cómo avanzar juntos hacia la convivencia?