No es un beso lo que ha puesto patas arriba el fútbol español. Es la contestación al machismo. La victoria de las campeonas del mundo es ya un hito en la historia de nuestro deporte. Y la respuesta a las élites del fútbol será otro hito para la lucha feminista. La sociedad ha cambiado. Y las leyes también. Mientras se investiga un posible delito de agresión sexual, se estudian las medidas a tomar. Hace unos años nadie habría alzado la voz, pero hoy ya no asumimos como normales las actitudes que agreden a las mujeres. ¿Por qué un gesto fugaz está siendo tan trascendente?