Entre los siglos VIII y X surgen en el norte de la Península pequeños núcleos cristianos que se resisten al poder musulmán. Estos reinos se afirman para avanzar en el siglo XI, cuando el califato peninsular se rompe en reinos de taifas. En los reinos cristianos de Asturias, León, Castilla, Navarra, Aragón y en los condados catalanes, conviven campesinos libres y dependientes, clérigos y monjes, soldados y nobles.