En el marco de las celebraciones del Centenario de la Independencia, Porfirio Díaz busca su séptima reelección. El principal opositor, Francisco I. Madero, es detenido antes de la elección. Su familia solicita la intervención del Ministro de Hacienda, José Yves Limantour, quien se entrevista con Madero en la cárcel en San Luis Potosí. Ambos defienden apasionadamente su opinión sobre el gobierno del Porfirio Díaz. Después de la entrevista, Madero deja la cárcel y escapa en tren a Estados Unidos. Allí, lanza el Plan de San Luis y convoca a un levantamiento armado en contra de Díaz.
En Puebla, los hermanos Serdán son descubiertos mientras se preparan para el levantamiento armado convocado por Madero. La policía intenta detenerlos y rodea la casa. Los Serdán se niegan a rendirse y se atrincheran. Inicia la balacera que concluye con la muerte y detención de los hermanos Serdán y sus seguidores. El 20 de noviembre de 1910, Porfirio Díaz recibe informes de pocos y muy aislados levantamientos en todo el país. La convocatoria de Madero parecía haber fracasado.
En los primeros meses de 1911, Madero logra aglutinar a los distintos grupos armados que han conseguido derrotar al ejército de Díaz en importantes plazas, sobre todo al norte y oeste del país. Convoca entonces una reunión en Ciudad Juárez. Allí, por primera y única vez, la mayoría de los jefes revolucionarios están juntos, pero evidencian sus diferencias personales y sus motivos para luchar. Sólo un único interés los une: derrotar a Porfirio Díaz. El frágil equilibrio se rompe cuando Francisco Villa y Pascual Orozco desobedecen las órdenes de Madero y toman con éxito Ciudad Juárez. Esta batalla en una ciudad fronteriza, detona un intento de negociación por parte de Porfirio Díaz. Estos intentos culminan con la exigencia de la renuncia de Díaz, quien en una reflexión entre el riesgo de una invasión norteamericana, los saldos de su gobierno y su débil salud, deja el cargo y abandona el país.
El Presidente Francisco I. Madero, después de haber ganado democráticamente las elecciones de 1911, pierde poco a poco, el apoyo de quienes lo siguen por negarse a profundizar la Revolución y no aceptar tampoco la restauración del sistema porfirista. Después de dos rebeliones radicales, la de Zapata y la de Orozco, y dos intentos de golpe militar fracasados, finalmente, el 9 de febrero de 1913, los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz encabezan un intento fallido por tomar Palacio Nacional. Los alzados se acuartelan en la Ciudadela. Al conocer este hecho, Madero nombra a Victoriano Huerta como jefe militar de la plaza como reemplazo del general Lauro del Villar, herido al defender Palacio Nacional. Durante los siguientes días, parte de la capital es víctima del fuego entre las fuerzas encabezadas por Huerta y los golpistas que resisten en la Ciudadela. Madero pierde el control de la situación y Huerta se fortalece gracias a la intervención del embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson. Se gesta una conspiración que culmina con la detención del Presidente Francisco I. Madero, del Vicepresidente José Pino Suárez y del general Felipe Ángeles.
Con el Presidente y el Vicepresidente, en la cárcel inician los intentos de la familia Madero y de algunos diplomáticos por liberarlos y sacarlos del país. Gustavo A. Madero también es detenido y salvajemente torturado y asesinado. El embajador Wilson, Victoriano Huerta y Félix Díaz firman el llamado Pacto de la Embajada asegurando así que Huerta sea el próximo presidente interino y convoque a elecciones. Huerta utiliza a Pedro Lascurain para conseguir que Madero y Pino Suárez firmen sus renuncias a cambio de garantizar su seguridad y la de sus familias. Con las renuncias firmadas, Lascurain se presenta ante el Congreso y asume la presidencia provisional. De inmediato nombra a Victoriano Huerta como ministro de Gobernación. 45 minutos después renuncia, y Huerta jura como presidente interino diez días después del intento de la toma de Palacio Nacional. Madero y Pino Suárez que esperan ser conducidos fuera del país son asesinados tres días después.
La sombra del asesinato de Madero, la anulación de las nuevas elecciones y la represión ejercida por Huerta contra los legisladores, la prensa y sus adversarios políticos provocan la enemistad de los Estados Unidos y el regreso a la lucha armada de los jefes revolucionarios: Carranza, Villa y Zapata. Estados Unidos desconoce a Huerta e invade Veracruz. Esto complica más el panorama al dictador. Se suman las victorias revolucionarias y las tropas rebeldes se acercan a la capital por distintos frentes. Pese a grandes desacuerdos entre los jefes revolucionarios, principalmente entre Carranza y Villa, el movimiento armado no pierde fuerza. Los une el interés común de derrocar a Huerta. Estas diferencias quedan expuestas en la Batalla de Zacatecas, donde Villa desobedece a Carranza y toma la ciudad, destrozando al ejército federal, en el intento por llegar primero a la capital. Carranza impide que Villa avance hacia el centro y permite que sea Obregón quien ocupe la plaza. Huerta renuncia y abandona el país.
Las diferencias entre Carranza y Villa provocan una cruda guerra, con miles de muertos y un importante costo social para el país. Obregón busca a Villa para arreglar sus diferencias y viaja a Chihuahua. Durante este encuentro, en un par de ocasiones, Obregón está a punto de ser asesinado por Villa. Sin embargo, Obregón sale con vida y convence a Villa para que lo acompañe a una nueva reunión entre jefes revolucionarios. En la Convención de Aguascalientes se reúnen las fuerzas revolucionarias y después de un intenso debate sobre planes de gobierno y reformas, ésta se fractura al rechazar Carranza sus acuerdos y no aceptar el nombramiento de Eulalio Gutiérrez como Presidente de la República. La ruptura entre Convencionistas y Constitucionalistas ya no tiene arreglo. Obregón regresa con Carranza mientras Villa y Zapata deciden entrar a la capital.
Después de la Convención de Aguascalientes, Carranza es perseguido por el gobierno de Eulalio Gutiérrez y abandona la capital ante la proximidad del Ejército Convencionista, al mando de Francisco Villa. Eulalio Gutiérrez llega a Palacio Nacional e instala el gobierno de la Convención. Villa y Zapata se reúnen en Xochimilco y juntos entran a la Ciudad de México. Tras la salida de los americanos en Veracruz, Carranza viaja al puerto y se refugia ahí. Villa y Zapata acuerdan combatir a los constitucionalistas. Carranza y Obregón se preparan para el contragolpe.
Villa regresa al norte. Los zapatistas nunca logran enfrentar a Obregón más allá de Puebla. En la capital, anarquía, enfermedades, falta de comida y agua azotan a la población. Obregón reorganiza al Ejército Constitucionalista, toma la Ciudad de México, acorrala a los zapatistas y se encamina al Bajío para enfrentar a Villa. Después de una prolongada lucha Obregón derrota a Villa, pero no sin pagar el costo, en una de las batallas finales pierde el brazo. Es el fin de la División del Norte y el triunfo definitivo del constitucionalismo. Con esta derrota, Villa se repliega al norte y Venustiano Carranza autoriza la persecución en contra de Emiliano Zapata.
Carranza regresa triunfante a la capital y sienta las bases de un gobierno provisional. Promulga la convocatoria para elegir a los diputados constituyentes. En diciembre de 1916, inician los trabajos del Congreso Constituyente en Querétaro. Si bien todos los diputados forman parte del ejército ganador, la mayoría son civiles que reflejan la pluralidad ideológica, política y social del país. Los grandes debates parlamentarios se dan en torno a los artículos 3, 27 y 123. En ellos, una mayoría de diputados radicales, apoyados por Obregón, derrotan a los conservadores afines a Carranza y le imprimen un profundo contenido social a la Constitución mexicana, que la convierte en la más avanzada de su tiempo.
El Congreso convoca a elecciones. Carranza gana y asume la presidencia en enero de 1918. El gobierno enfrenta un cúmulo de problemas: una crisis económica provocada por siete años de guerra revolucionaria, constantes levantamientos armados de Villa y Zapata, un conflicto diplomático con Estados Unidos. Se consuma la traición y asesinato contra Emiliano Zapata, en Chinameca, Morelos. Con la convicción de que no exista en México un presidente militar, Carranza designa a Ignacio Bonillas como candidato presidencial, lo que provoca que el grupo cercano a Álvaro Obregón lance el Plan de Agua Prieta que desconoce a Carranza como presidente y nombra en su lugar a Adolfo de la Huerta. La rebelión militar obliga a Carranza a abandonar otra vez la capital rumbo al puerto de Veracruz, en el trayecto es asesinado.
Álvaro Obregón gana las elecciones de 1920. Su presidencia destaca por la reconstrucción de la infraestructura afectada por la guerra, por renegociar la deuda externa y por obtener el reconocimiento del gobierno estadounidense. Al acercarse el fin de su mandato, el grupo cercano a Obregón se divide por la disputa por el poder cuando Adolfo de la Huerta intenta sucederlo. Desde su retiro, Villa concede una entrevista, que es interpretada como un intento de regresar a la política en apoyo a la candidatura de Adolfo de la Huerta, y es asesinado el 20 de julio de 1923, en Parral, Chihuahua. Ante el lanzamiento de la candidatura de Plutarco Elías Calles, De la Huerta encabeza una rebelión militar contra Obregón. Alzamiento armado que fracasa y obliga a De la Huerta a abandonar el país.
Derrotada la rebelión delahuertista, Plutarco Elías Calles gana las elecciones en 1924. Calles enfrenta un conflicto armado con la iglesia católica por limitar el culto, que deja un saldo de cerca de 70 mil muertos sobre todo en el occidente y centro del país. Reforma la Constitución para permitir la reelección presidencial de Obregón, quien regresa de su retiro para comenzar su campaña presidencial. Cristeros y antireeleccionistas se oponen a su candidatura. Obregón sufre un atentado perpetrado por los Cristeros. Calles endurece su postura contra la Iglesia. Obregón, gana ampliamente las elecciones el 1 de julio de 1928. Dos semanas después, es asesinado por un militante cristero; José León Toral. En su último informe de gobierno, Plutarco Elías Calles declara que con la muerte de Obregón termina la etapa de caudillos y comienza la de las instituciones.