Pascualet, el hijo menor de Batiste, es atacado y arrojado a una acequia por los niños del pueblo. El pequeño es examinado por el médico en la barraca de Batiste. Batiste anuncia que el caballo ha muerto. Todos lloran, Roseta besa al caballo y Batiste y su hijo cavan una fosa para el animal poniendo en ella una cruz, pues le consideran como de la familia. El amo de Batiste le ayuda y regresa de Valencia con un nuevo caballo. Al pasar por la taberna todos le miran. Esa misma noche, llorando, Teresa anuncia que se muere Pascualet. Todos corren al dormitorio y, mientras, alguien apuñala al caballo nuevo.