Intentar engañar a Hacienda ha sido una opción demasiado tentadora para Andrés, pero no contaba con que le acabaran pillando. Y eso es exactamente lo que le ha sucedido. Además de la multa millonaria que le ha caído encima, ahora debe trasladar sus oficinas al barrio de Los Caños, en el extrarradio más marginal de la capital, o eso le parece a él. Pero es que Andrés estaba aprovechándose de una jugosa subvención por tener allí su sede, sin que hubiese puesto jamás los pies en el barrio. A regañadientes, él y sus empleados se trasladan a Los Caños y aquello no es tan malo como esperaban... Es peor.
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